el campeón

16 diciembre 2013

"ikebana"



    V





ahora vamos a ser delfines
arrastrando su ritual de masacre.




      somos
      desde el océano
lo que despierta.



22 junio 2013

plano x (fragmento)

Feng Shui
El relato de un sueño.

Cuando tenga un hijo y lo vea armando la cama, arrojando las sábanas por el aire, le voy a decir:
Qué estás haciendo. Esto no es un pic nic. Armar la cama es como servir la mesa. Vos no tirás el mantel por los aires y ves cómo cae. Eso sí, si estás en un cámping, armar la cama es otra cosa. Ahí sí es como armar un pic nic. Igual, qué lindo que es ver flotar las sábanas mientras caen.



abismo entre paladares y su sombra (inédito), cap. 6.

13 junio 2013

"el instinto de matar"







una polilla me asustó al entrar
en la oscuridad de la cocina


mi primera reacción: miedo

mi segunda reacción:
"es una polilla" y un gesto
de la mano queriendo,
asesina

mi tercera reacción:
preguntarme por qué
el gesto
la guerra
la polilla

mi cuarta reacción fue pensar:




"muammar al kadafi"




la quinta:
"el instinto de matar"

"lo mundano-lo
mundial"






una polilla me asustó al entrar
en la oscuridad de la cocina

cosa que el dinero no avecina
cosa que el dinero no puede comprar






oct 2011
al estado de libia

en pluma - plaqueta (difusión alterna, 2013)

19 mayo 2013

Cuento de hadas en Nueva York, cap. 15

15

Cornelius Christian se aleja de la sucursal oeste del señor Vine caminando por la calle. Mira el resplandor del sol que se derrama sobre esta larga avenida populosa. Camiones y ómnibus detenidos por las luces del semáforo. Me paro junto a la multitud que se amontona esperando para cruzar la calle.
Christian se detiene en la acera. Una enorme foto sonriente de un hombre sentado y encadenado a un huevo. Tras los cristales de un banco. Sobre el cual flamea la bandera de este país, roja, blanca y azul con estrellas y franjas. Sobre las cabezas que pasan decoradas con caras. En las cuales Vine asegura que puede leer la trayectoria de una vida entera. Durante el período secundario de flaccidez que sucede al rigor mortis. Aquí hay un bar automática. tomaré un poco de leche y comeré un pedazo de pastel mientras me preocupo. Pensando qué haré para conseguir otro empleo.
Una mano sucia y tostada por el sol sobre el brazo de Christian. Un transeúnte andrajoso, el abrigo cerrado hasta el cuello y fuera de él una corbata manchada de sopa con algunas franjas claras. Los zapatos deformados y rotos. Cuando habla muestra encías de color rojo oscuro que sostienen dientes amarillos.
—Eh, muchacho, ¿no le sobra una moneda?
—No, lo siento.
—Una moneda. Eh, vamos, ayúdeme.
—La necesito para mí.
—Bueno, al menos es franco. Pero tengo que conseguir una moneda.
—Para qué.
—Para tomar una taza de café.
—Lo lamento.
—Muchacho, es una obra de caridad. Lo hará sentirse mucho mejor.
—Ya me siento bastante bien.
—Muchacho, si tuviera algo para darle se lo daría.
—Está bien. Cuénteme la historia de su vida.
—¿Para qué?
—Porque se la pagaré.
—¿Quién le dijo que estoy en venta?
—¿Quiere una moneda o no?
—La historia de mi vida cuesta más que eso.
—Está bien, dos monedas.
—Muchacho, para qué quiere saber la historia de mi vida.
—Para qué quiere dos monedas.
—Para pagarme una taza de café y un bizcocho.
—Bueno, yo quiero saber la historia de su vida para que se me paren los pelos de punta.
—Usted debe ser un pervertido. Pero por lo que me pide tiene que pagarme un dólar.
—Le daré medio dólar.
—¿Qué? ¿Cincuenta centavos por la historia de toda mi vida? Si vale una fortuna.
—Adiós, entonces.
—Eh, espere un momento, muchacho. Déme veinticinco centavos y le diré dónde nací.
—No. Quiero la historia entera.
—Me llevará una hora contársela.
—Tengo tiempo.
—No puedo contársela aquí, en medio de toda la gente.
—Está bien. Entremos en el bar. Le pago una taza de café.
—Eh, muchacho, si entro allí con usted y tomamos una taza de café me perderé todas las monedas que podrían darme los tipos que no me pedirían la historia de mi vida. Tiene que ser razonable. Hay que pagarme el tiempo perdido y los gastos generales.
—Tiene que arriesgarse.
—Muchacho, con el tipo de vida que llevo, arriesgarme es como tirarme por el Gran Cañón con un nudo corredizo en el cuello. ¿Qué diablos le pasa? ¿Para qué quiere la historia de mi vida?
—Todavía no lo sé. Me estoy arriesgando.
—Muchacho, le haré una propuesta. Sea un buen tipo y déme esa moneda que le pedí. Y mañana nos encontramos aquí a la misma hora.
Christian le mira los ojos. Apenas necesitan un retoque. Sería fácil rellenarle las mejillas. Un buen champú, una peinada, una afeitada al ras y quedaría espléndido en su ataúd. Después unas plañideras... Quizá saliera corriendo una cucaracha de su cuerpo. George me contó que una vez vio una escapando por el borde de la mesa de embalsamar. A Vine le dio un ataque de furia y empezó a romper frascos contra el mármol de la mesa sin acertarle a la cucaracha. Lo único que consiguió fue llenarse de formol. 
—Eh, mire lo que está pasando mientras charlo con usted. Las limosnas que estaré perdiéndome... Toda esta gente que pasa y que podría darme hasta veinticinco centavos... Y yo estoy aquí parado sin ganar plata y hablando con usted. Una buena manera de arruinarme.
—Quiere decir que no está en la ruina.
—Un minuto, muchacho. No tengo por qué hablarle de mis finanzas.
—Por qué no.
—Dios mío, ya me he perdido dos docenas de posibilidades. ¿Se da cuenta? Imagine que no le he pedido nada. ¿Qué le parece si le doy una moneda, usted se va por su lado y yo por el mío? ¿No es una buena idea?
—Muy bien.
—Carajo, esto es una locura. Qué clase de mundo sería este si todos fueran como usted. Aquí tiene. Tómela.
—Gracias.
—¡No me dé las gracias! ¡Gracias a usted!
Christian se desliza la moneda en el chaleco de tweed oscuro. Pasa frente a una verdulería. Los ajíes verdes, los carnosos tomates rojos y amarillos, las berenjenas purpúreas, las frutas apiladas en la calle. Se compra una manzana. Con una moneda. La otra es para un llamado telefónico.
Christian entra en una farmacia. Armarios de vidrios atestados de arriba abajo. Olores a jabón, pasta dentífricas y polvos en sus brillantes envolturas. Un hombre de bigotes con chaqueta blanca. Sonríe tras sus anteojos. Dichoso frente al escaparate donde mezcla las drogas. De su depósito de sabiduría. Los clientes entran con la tez amarilla, el tipo receta una píldora azul y los clientes salen de color verde. Ayuda a absorber los rayos solares. Ahora está explicando algo a una mujer que examina un cepillo de dientes: el año pasado los dentistas decían hay que cepillarse de arriba abajo, este año dicen que hay que hacerlo sólo de abajo hacia arriba; lo mejor será cepillarse en círculo hasta que se decidan.



Cuentos de hadas en Nueva York, J. P. Donleavy.
Buenos Aires: Sudamericana, 1986 (3ª edición).

Traducción de Enrique Pezzoni

11 abril 2013

Lo Abismal, El Agua

29. K'an / Lo Abismal, El Agua




arriba K'an, Lo abismal, el agua
abajo K'an, Lo abismal, el agua




El signo consiste en la repetición del trigrama K'an. Es uno de los ocho hexagramas formados por duplicación. El trigrama K'an significa el precipitarse dentro de algo. Un trazo Yang se ha precipitado cayendo entre dos trazos Yin y es encerrado por estos como el agua en la hondonada de un valle. Es el hijo del medio. Lo Receptivo ha logrado el trazo medio de Lo Creativo y así se engendra K'an. Como imagen es el agua, vale decir el agua que llega desde arriba y se pone en movimiento sobre la tierra, en ríos y correntadas, y origina toda vida en la tierra. Aplicado al hombre representa el corazón, el alma encerrada en el cuerpo, lo luminoso contenido en el interior de lo oscuro, la razón. El nombre del signo, como se encuentra repetido, lleva anexada la sentencia: "repetición del peligro". Con ello el signo se encarga de señalar una situación objetiva a la cual es necesario acostumbrarse, y no una subjetiva actitud mental. Pues el peligro en cuanto actitud mental subjetiva o bien equivale a intrepidez o bien a una astuta perfidia. Por eso el peligro también se simboliza como hondonada o quebrada, esto es, como un estado en el que uno se halla como el agua en una quebrada, de la cual se logra salir como el agua si se adopta una adecuada conducta.


El dictamen

Lo Abismal, repetido.
Si eres veraz, tendrás logro en tu corazón,
y lo que hicieres tendrá éxito.


Con la repetición del peligro uno va acostumbrándose a él. El agua da un ejemplo para la conducta correcta que corresponde en tales condiciones. Fluye y fluye y rellena todos los lugares por los que pasa hasta sus bordes y nada más; no retrocede ante ningún sitio peligroso, ante ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial. En todas las circunstancias permanece leal a sí misma. Así la veracidad hace que en circunstancias difíciles uno perciba interiormente, con el corazón, el fondo de la situación. Y una vez que se ha llegado a ser interiormente dueño de una situación, fácilmente se logrará por sí mismo que las acciones exteriores se vean acompañadas por el éxito. En cuestiones de peligro se trata de poseer la necesaria escrupulosidad que ayude a despachar realmente todo lo que debe hacerse, y de tener asimismo la posibilidad de avanzar para no perecer por quedarse uno en medio del peligro.
Mediante una aplicación activa, el peligro puede adquirir una importante significación en cuanto medida de protección. Así el cielo posee una altura peligrosa que lo protege contra todo intento de intervención. Así la tierra posee montañas y aguas que con sus peligros separan a los países. Asimismo los soberanos utilizan el peligro como medida de defensa con el fin de protegerse de los ataques que vienen de afuera y de los disturbios que vienen de adentro.


La imagen

El agua fluye ininterrumpidamente y llega a la meta:
la imagen de lo Abismal reiterado.
Así el noble observa una conducta de constante virtud
y ejerce el negocio de la enseñanza.


El agua alcanza su meta fluyendo sin interrupción. Rellena todo hueco antes de seguir fluyendo. Lo mismo hace el noble. Él estima como valioso que el camino del bien se convierta en una cualidad firme de su carácter, que no sea cosa casual y aislada. También en la enseñanza brindada a otros, todo es cuestión de ser consecuente, pues únicamente por la repetición la materia se convierte en propiedad del que aprende.





I Ching. El Libro de las Mutaciones, 19ª edición, Buenos Aires: Sudamericana, 2009, pp. 195-197. Traducción del chino al alemán: Richard Wilhelm. Traducción del alemán al castellano: D. J. Vogelmann.

02 abril 2013

Insomnio

¿Por  qué  gastarme  al  escribir  poesía con un dedo?
¿Por  qué  no  escribir  con  una  pluma?
¿Por  qué  escribir poemas de amor y no de  tinta?
     El amor seca más lento



12 / 05 / 2004

(publicado por pedido de las fans)

19 marzo 2013

ahora



una amiga me enseñó
que mentir
es la espalda de la luna

y se tiró a dormir
en ninguna cama



ahora
hay un azul península


y el fuego húmedo
se acerca desde abajo

rasca el techo
del departamento de abajo

mueve los muebles
(no sé cómo)
y alguno que otro se cae

se rompe en mil pedazos




ella se despierta
súbitamente
quiere seguir enseñándome cosas

pero no sabe
lo que acaba de pasar
(ahora)



. . . . . . . . . . . . . . . . .



poema del cual mi registro más antiguo informa "última modificación: 16 de octubre de 2004".

19 febrero 2013

"la vida es la paciencia"




la paciencia es el único arma,
por eso no hay guerras reales
en el mundo.


pequeño inspeccionando
la reina de la noche
con un cuchillo.


no veo en el suicidio
   nada bello
   ya hay demasiadas cosas bellas
como solución de nada.


yo tomo el reflejo
de lo que en mi líquido
se refleja.


la vida es una pluma
con su nervio intacto

   la vida es una pluma.


en el centro, pánico
a la vida vacía
del otro lado, diamante.


la vida es una pluma


el pánico en el nervio
es un apocalipsis,
   un ciclón
que destila diamante.




yo
soy
un verbo conjugado

por ejemplo:
construyo.












enero / 2013

10 enero 2013



la conciencia debiera ser obligatoria.
luego también, la memoria.

la piedad es un error.
oblíguese a la conciencia.
remítase a la memoria.
esfuércese el buen señor
que, si bien se ve,
la piedad es un error

y la libertad debiera ser obligatoria.





vicente luy

una vuelta de tuerca

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el mal


ningún mensaje envejece

los campesinos

carnaval