el campeón

31 diciembre 2009

"pueblo en el que nací por simulacro"

acá,
donde todos vienen
a morir,

donde

una imagen
vale más que mil piedrazos

¿qué significa
tener que pagar por una historia?

blasonados serán
los perseguidos:

y hay castigos
para los que vemos
y para los que pueden ver más

porque la capa que vive
sobre lo triste
. . . . . . . . . empasta
lo nuestro

(todo esto lo digo
para ser rojo sobre verde)

y ya no queremos las digestiones
de abuelos con

miedo de todo



en este pueblo
–arrumaco de la inacción

todos vienen a morir
y qué significa apagar la historia.



. . . . . . . . . . . . la frase que va
. . . . . . . . . . . . a cambiar el mundo es:

"yo soy un gendarme
de lo putamente parido
y mis límites de unión
son prueba total y lánguida
de que soy gendarme
fehaciente

yo, que tuve un hogar
pero de diluido, vi morir
personajes históricos en la
pantalla
mas no en la real mirada que tan poco deja del presente;

bendecir heridos
y perseguidos
es aceptar la herida
y la persecusión, y
pedir perdón es lo
mismo,



. . . . . . . . . . . . ¿cómo puede ser que
. . . . . . . . . . . . con todo el arte, la música y las ideas
. . . . . . . . . . . . que ya dimos años y años
. . . . . . . . . . . . luchando por ESTO,
. . . . . . . . . . . . el mundo siga tal cual?



a veces nos detenemos demasiado
en un objeto estético:

yo, antes que nada,
como objeto estético puro
sin conciencia, necesito
irme a vivir a otro
lado — no más en este museo
de lo imprecavido,
de lo impecaminoso de buscar pecado
en cada pieza
del rompecabezas, en cada
conciencia del rompeconciencias
y en cada cabeza de la pieza
venida a menos por el
tiempo, la costra y la mala
cura de una enfermedad
que ya todos conocemos
y no cambiamos:

. . . . . . . . . . . . . . . . . . por qué apagar la historia
. . . . . . . . . . . . . . . . . . cuando lo único que se hizo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . fue desagrupar necesidades".

22 diciembre 2009

"luz y fuerza"

. . . . . . goyo, te quiero mucho.
. . . . . . . . . . . . flor

. . . . . . ps: dedicame un poemita




la ele es lo primordial

es la lengua
es el habla
es los besos

la ele es el primer sonido
y fue el primer hablar



. . . . . . pos data: dedicame un poemita



superman
lo único que nos enseña

es que todo uniforme
se inventa por error




aprendé a leer las series:

por más que comprenda
que sos una persona increíble
no puedo dejar de notar tu mujer
que impregna inmediatamente
todo lo que pueda pasar
por vos

dónde está lo mujer

en yo que soy machista
por haber nacido dentro
de la nuez machista

en yo que me sirvo
de esta leche
súper
. . . . ultra
. . . . . . . pauperizada



. . . . . . . . . la vida es acumular energía
. . . . . . . . . linda
. . . . . . . . . y esforzarse porque se mantenga
. . . . . . . . . lo más posible


. . . . . . . . . pero nada explica
. . . . . . . . . por qué
. . . . . . . . . las distintas partes de esa
. . . . . . . . . misma energía linda reunida

. . . . . . . . . siempre
. . . . . . . . . pase lo que pase
. . . . . . . . . en algún momento
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . tenga que separarse


la ciencia
es todo lo contrario
a compartir



. . . . . . . AQUELLO
. . . . . . . es tan sólo un enjambre
. . . . . . . de cosas
. . . . . . . que cortan
. . . . . . . . . . obstaculizan
. . . . . . . . . . dispersan
. . . . . . . . . . limitan


la energía linda

y yo voy a evitar decir "yo

tengo una fascinación
obsoleta
por unas canciones y una mujer

me han dejado este esqueleto
y sindicato vacíos


después de una fiesta
que tampoco
. . . . . . . . fue para tanto"

16 diciembre 2009

"otra de tantas cosas que no pude ver por el prejuicio"

otra de tantas cosas que no pude ver
por el prejuicio:




no existen seis direcciones



. . . . . . . . colores por todas partes
. . . . . . . . y no uno para el tronco
. . . . . . . . . . . uno para la copa



técnicamente estás viendo
exactamente lo mismo que yo
si ambos tenemos los ojos cerrados



. . . . . . . . . . . . . . diamante,
. . . . . . . . . . . . . . la adivinanza nació adivinada



distinto vivir para llegar a ser
adivinanza



como vos



la servidumbre cristalizada
de empezar todo con un artículo


. . . . . . . . se va a acabar mañana


pero detalles de tiempo
deshacen de este poema
. . . . . . . . . . . . . . . . atemporal
su carácter,


mañana no se va a acabar nada
apenas caerán unas capas




toda millonésima parte del idioma
se está haciendo máquina ahora mismo




muchos puentes dejan de
comunicar
la necesidad de querer comunicar




casi como que el cuerpo y la conciencia
son dos mascotas de vaya a saber qué
de quien nos creemos dueños



. . . . . . . . . . . . y un gigantesco bla
. . . . . . . . . . . . como co-autor de este
. . . . . . . . . . . . himno




fue lindo ser hoy sol en ese pasto

18 noviembre 2009

"un guerrero" (warrior)

eso está perdido,
eso falta y lo querés más.

así debería haber terminado la historia:
volver a atravesar la puerta,

y dejarme del lado de afuera.

persiguiendo el todo
vas a dejar todo
vas a despertar a alguien.



bueno, estudialo:
las alas, la muchedumbre, tu cara;
todo termina en una equis.

problemas en casa,
viajar no sirve:

"a la ruta no le gusto"

o viajar lejos implica
expulsarlo todo

"la ruta va a terminar en mí"



los hombres, a ellos les gusto
porque soy

un guerrero

parado sobre mis propios pies
baila el guerrero

dónde quiera que esté
soy

un guerrero.



hay extraños en el asiento trasero
y se suben a la prisión que avanza.
igual sé que el río lo lava todo
en un momento se detuvo y me dijo:

"sos muy chiquito"
(así me lo tuve que tragar).



de nuevo problemas en casa,
en el camino:

"¡la ruta no me quiere!"

viajar,
mandar todo al carajo:

"¡la ruta va a meterse en mí!"



y sí, soy chiquito
pero la ruta se va a meter en mí
y si consigue eso

es porque termina en el soy:
en mí,

donde un guerrero baila.

12 septiembre 2009

"marechal y las dos batallas"

I.

vos
sos cualquiera
pero creo que en el fondo
lo sabés
y simplemente lo hacés
para demostrar
que se puede transgredir

. . . . . . ese dejo de tabú
. . . . . . moral que no admitimos que
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . tenemos


. . . . . . vos
. . . . . . en el fondo sabés

hacer temblar

las espinas
del pescado del tabú


II.

todo
reproduce el intelecto de un poeta
que supuestamente
. . . . . . sabe mirar
. . . . . . adentro de la olla

. . . . . . lo que en el fondo
. . . . . . de la gente

. . . . . . ebulle


. . . . . . . . . . . la poesía
. . . . . . . . . . . es la carne apropiada

. . . . . . . . todo
tiene un ojo
que sufre por decir

y se cocina

07 agosto 2009

5 (Jack Kerouac)

El coche pertenecía a un maricón alto y delgado que volvía a su casa de Kansas y llevaba gafas de sol negras y conducía con extremada prudencia; el coche era lo que Dean llamaba un “Plymouth marica”; carecía de aceleración y de auténtica potencia.

—¡Un coche afeminado! –me susurró Dean al oído. Iban otros dos pasajeros, una pareja de típicos turistas de medio pelo que querían detenerse y dormir en todas partes. La primera parada fue en Sacramento, que no era ni siquiera el comienzo de nuestro viaje a Dénver. Dean y yo íbamos en el asiento de atrás solos, les dejábamos dirigir a los otros y hablábamos.

—Mira, tío, aquel saxo alto de anoche LO tenía… lo encontró y ya no lo soltó. Nunca he visto a un tipo que pudiera retenerlo tanto tiempo.
Yo quería saber qué significaba ese “LO”. Dean se echó a reír.

—¡Bueno, tío! Me estás preguntando sobre imponderables… Verás, hay un tipo y todo el mundo estaba allí, ¿cierto? Le toca exponer lo que todos tienen dentro de la cabeza. Empieza el primer tema, después desarrolla las ideas, y la gente sí, sí, y lo consigue, y entonces sigue su destino y tiene que tocar de acuerdo a ese destino. De repente, en algún momento en medio del tema lo coge… todos levantan la vista y se dan cuenta: le escuchan: él acelera y sigue. El tiempo se detiene. Llena el espacio vacío con la sustancia de nuestras vidas, confesiones de sus entrañas, recuerdos de ideas, refundiciones de antiguos sonidos. Tiene que tocar cruzando puentes y volviendo, y lo hace con tan infinito sentimiento, con tan profunda exploración del alma a través del tema del momento que todo el mundo sabe que lo que importa no es el tema sino LO que ha cogido… –Dean no pudo continuar; sudaba al hablar de aquello.

Entonces empecé a hablar: nunca había hablado tanto en toda mi vida. Le conté a Dean que cuando era niño e iba en coche solía imaginarme que llevaba una enorme guadaña en la mano y que cortaba con ella todos los árboles y postes y hasta los montes que desfilaban por delante de la ventanilla.

—Sí, sí –gritó Dean–. Yo también solía hacer eso, sólo que con una guadaña diferente… verás por qué. Como viajaba por el Oeste, a través de enormes inmensidades, mi guadaña tenía que ser inconmensurablemente más larga y tenía que alcanzar hasta montañas muy distantes para cortarles la cumbre, e incluso tenía que llegar hasta montes mucho más lejanos y al tiempo cortar todos los postes de la carretera. Por eso… sí, tío, tengo que decírtelo, AHORA LO tengo… y tengo que hablarte también de cuando mi padre y yo y un vagabundo de la calle Larimer hicimos un viaje a Nebraska en medio de la depresión para vender matamoscas. ¿Y cómo los hicimos? Cogimos trozos de tela y unos metros de alambre que doblábamos y pequeños trozos de tela azul y roja que cosíamos en los bordes. Y todo eso lo comprábamos por unos pocos céntimos y fabricamos miles de matamoscas e íbamos en el trasto del viejo vagabundo por todas las granjas de Nebraska y los vendíamos a níquel cada uno. En la mayoría de los sitios nos daban un níquel por caridad, al ver a dos vagabundos y un chaval, y mi viejo solía cantar por entonces: “¡Aleluya! Ya soy otra vez un vagabundo, un vagabundo”. Y tío, ahora escucha esto: después de dos semanas de penalidades increíbles y de andar de un sitio para otro con un calor horrible vendiendo aquellos jodidos matamoscas, empezaron a reñir sobre el reparto de las ganancias y terminaron pegándose en una cuneta y luego hicieron las paces y compraron vino y empezaron a beber y no pararon en cinco días y cinco noches mientras yo lloraba sin parar en la parte de atrás, y cuando terminaron se habían gastado hasta el último céntimo y nos encontrábamos justamente donde habíamos empezado, en la calle Larimer. Y a mi viejo lo detuvieron y tuve que presentarme ante el juez y pedirle que lo soltara porque era mi padre y no tenía madre. Sal, yo soltaba discursos muy maduros a la edad de ocho años delante de abogados que me escuchaban con mucho interés…

Teníamos calor; íbamos hacia el Este; estábamos excitados.

—Déjame que te cuente algo más –le dije yo– y es sólo un paréntesis dentro de lo que tú me estás contando y con el fin de terminar lo que te decía antes. Una vez de niño iba en el asiento de atrás del coche de mi padre y me vi cabalgando en un caballo blanco que corría junto al coche salvando todos los obstáculos. Saltaba cercas y sorteaba casas y a veces saltaba por encima de ellas si yo las veía demasiado tarde; subía montañas, pasaba como un rayo por plazas llenas de tráfico que yo tenía que evitar con una rapidez increíble…

—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! –dijo jadeante Dean en un puro éxtasis–. La única diferencia conmigo era que quien corría era yo mismo, no tenía caballo. Tú eras un niño del Este y soñabas con caballos; claro que no podemos admitir esas cosas pues ambos sabemos que de hecho no son más que basura e ideas literarias, pero al menos yo quizá debido a mi esquizofrenia más fuerte corría a pie junto al coche a una velocidad increíble, a veces incluso a más de ciento treinta, saltando vallas y matorrales y granjas y hasta en ocasiones subiendo hasta una cumbre y bajando sin quedarme atrás nunca…
Hablábamos de estas cosas y sudábamos. Nos habíamos olvidado por completo de la gente de delante que empezaban a preguntarse qué estaba pasando en el asiento de atrás. En un determinado momento, el conductor dijo:

—¡Por el amor de Dios! Están haciendo que el coche se balancee –y de hecho estábamos haciéndolo al compás de nuestro ritmo y de LO que habíamos captado y de nuestra alegría al hablar y vivir y de las innumerables particularidades angélicas que acechaban nuestras almas y nuestras vidas.

—¡Oh, tío! ¡Tío! ¡Tío! –gimió Dean–. Y esto ni siquiera es el principio… y ahora aquí estamos yendo por fin juntos al E$ste, nunca lo habíamos hecho juntos, Sal, piensa en ello, vamos a recorrer Dénver juntos y a ver qué está haciendo la gente, aunque ese asunto nos importe poco, lo que importa es que LO sabemos y sabemos cómo es el TIEMPO y sabemos que todo va realmente BIEN. –Después, agarrándome por la manga, sudando, se puso a susurrarme–: Ahora fijate un poco en esos de ahí delante. Están inquietos, van contando los kilómetros que faltan, piensan en dónde van a dormir esta noche, cuánto dinero van a gastar en gasolina, el tiempo que hará, cuándo llegarán a su destino… como si en cualquier caso no fueran a llegar. Pero necesitan preocuparse y traicionan el tiempo con falsas urgencias o, también, mostrándose simplemente ansiosos y quejosos; sus almas de hecho no tendrán paz hasta que encuentren una preocupación bien arraigada, y cuando la hayan encontrado pondrán la cara adecuada, es decir, serán desgraciados y todo pasará a su lado y se darán cuenta y eso también les preocupará. ¡Escúchalos! ¡Escúchalos! –les imitó–: “Bueno, veamos, quizá no consigamos gasolina en esa estación de servicio. Hace poco he leído en el Nacional Petroffiouss Petroleum News que ese tipo de gasolina tiene demasiados octanos y alguien me dijo en cierta ocasión que hasta tiene no sé qué semioficial de alta frecuencia, y de hecho no estoy seguro de si, bueno, que en cualquier caso me parece…”. Tío, ¿los estás oyendo? –me pegaba tremendos codazos para que le observara. Yo lo hacía lo mejor que podía. Bing, bang, ¡sí! ¡sí! ¡sí! Todo era excitación en el asiento de atrás y los de adelante se secaban la frente asustados y lamentaban habernos aceptado en la agencia de viajes. Y sólo era el comienzo.

En Sacramento el marica cogió astutamente una habitación en un hotel y nos invitó a que subiéramos a tomar una copa con él, mientras la pareja iba a dormir a casa de unos parientes. Y en la habitación del hotel, Dean puso en práctica todo lo que dicen los manuales que hay que hacer para sacar dinero a un marica. Fue una locura. El marica empezó diciéndonos que estaba muy contento de viajar con nosotros porque le gustaban los jóvenes así, y teníamos que creerle, pues no le gustaban las mujeres y acababa de terminar un asunto con un hombre en Frisco en el que él asumía el papel masculino y el otro el femenino. Dean lo atosigó con preguntas y asentía a todo. El marica decía que le gustaría mucho saber lo que pensaba Dean de todo aquello. Después de advertirle de que en su juventud a veces había sido un chulo, Dean le preguntó cuánto dinero tenía. Yo estaba en el cuarto de baño. El marica se enfadó mucho y cero que empezó a sospechar de los objetivos finales de Dean. No soltó dinero e hizo vagas promesas para Dénver. Siguió contando su dinero y comprobó el contenido de su equipaje. Dean abandonó el asunto.

—Ya lo estás viendo, es mejor no molestarse. Se les ofrece lo que secretamente quieren y en seguida les invade el pánico –pero había conquistado lo suficiente al dueño del Plymouth como para que le dejara tomar el volante sin reticencias, y ahora viajábamos de verdad.

Salimos de Sacramento al amanecer y cruzamos el desierto de Nevada a mediodía, después de un rapidísimo paso por las sierras que hizo que el marica y los turistas se agarraran unos a otros en el asiento de atrás. Nosotros íbamos delante: habíamos tomado el mando. Dean estaba contento de nuevo. Lo único que necesitaba era un volante entre las manos y cuatro ruedas sobre la carretera. Me habló de lo mal conductor que era Bull Lee y se empeñó en demostrarlo.

—Siempre que aparece un camión como ese que se acerca, Bull tarda muchísimo en verlo, porque no ve, no puede ver –se frotó furiosamente los ojos para demostrármelo–. Yo le digo: “¡Atención, Bull, un camión!”, y él me responde: “¿Cómo? ¿Qué me estás diciendo?”, “¡Un camión! ¡Un camión!”, y en el último momento se lanza directamente contra el camión así –y Dean lanzó el Plymouth directamente contra el camión que se nos echaba encima. Osciló y dudó un momento delante de él, el rostro del camionero se puso gris ante nuestros ojos, los del asiento de atrás soltaron gritos de terror, y se apartó en el último momento–. Así, justamente así es como él lo hace de mal. –Yo no me había asustado en absoluto: conocía a Dean. Los del asiento de atrás estaban sin habla. De hecho ni se atrevían a quejarse: sólo Dios sabía lo que Dean era capaz de hacer si se quejaban.

Dean condujo como una bala a través del desierto, haciendo demostraciones de las diversas maneras de cómo no se debe conducir, del modo en que conducía su padre, de cómo toman las curvas los grandes conductores, de cómo las tomaban los malos conductores, al principio muy cerradas y luego tenían problemas, y así sucesivamente. Era una tarde soleada y calurosa. Reno, Battle Mountain, Elko, todas las localidades de la carretera de Nevada, disparadas por las ventanillas una tras otra, y al amanecer estábamos en los llanos de Salt Lake con las luces de Salt Lake City brillando infinitesimalmente casi a ciento cincuenta kilómetros de distancia entre el espejismo de los llanos, apareciendo dos veces, por encima y por debajo de la curvatura de la tierra, una clara y otra opaca. Le dije a Dean que lo que nos mantenía unidos a todos a este mundo era invisible, y para demostrarlo señalé las largas hileras de postes telefónicos que se curvaban hasta perderse de vista sobre ciento cincuenta kilómetros de sal. El vendaje de Dean estaba medio desecho, muy sucio, se agitaba en el aire, y su rostro era pura luz.

—¡Sí, tío, Dios mío, sí, sí! –de repente detuvo el coche y se derrumbó. Me volví hacia él y lo vi encogido en un rincón del asiento durmiendo. Tenía la cara apoyada sobre la mano sana, y la vendada permanecía de modo automático cuidadosamente en el aire.

La gente del asiento de atrás suspiró aliviada. Les oí quejarse en voz muy baja.
—No podemos permitir que siga conduciendo, está absolutamente loco, debe haberse escapado de un manicomio o algo así.

Salí en defensa de Dean y me incliné hacia atrás para hablarles.
—No está loco. Se siente muy bien, y no se preocupen de cómo conduce, es el mejor del mundo.

—No puedo soportarlo –dijo la chica con un susurro histérico sofocado. Volví a sentarme y disfruté de la llegada de la noche en el desierto y esperé a que el bienaventurado Angel Dean volviera a despertarse. Estábamos en una elevación que dominaba las nítidas líneas de luces de Salt Lake City y Dean abrió los ojos al lugar de este mundo espectral donde había nacido, sin nombre y sucio, años atrás.
—¡Sal, Sal, mira, aquí es donde nací, piénsalo! La gente cambia, come año tras año y cambia cada vez que come. ¡Iiii! ¡Mira! –estaba tan excitado que me hizo gritar: ¿Adónde nos llevaría todo esto?

Los turistas insistieron en conducir el coche el resto del camino hasta Dénver. De acuerdo, nos daba lo mismo. Nos sentamos atrás y hablamos. Pero por la mañana estaban demasiado cansados y Dean cogió el volante en Craig, una zona del desierto del este de Colorado. Habíamos pasado casi toda la noche avanzando cautelosamente por el Paso de Strawberry, en Utah, y habíamos perdido muchísimo tiempo. Se durmieron. Dean se lanzó decididamente hacia la imponente pared del Paso de Berthoud que se alzaba unos cien kilómetros delante de nosotros en el techo del mundo, un tremendo estrecho de Gibraltar envuelto en nubes. Bajó el Paso de Berthoud volando: lo mismo que en el de Techachapi, con el motor parado y gracias al impulso del coche, y pasando a todos los demás vehículos y sin interrumpir nunca el rítmico avance que las propias montañas señalaban, hasta que contemplamos la gran llanura caliente de Dénver una vez más… y Dean estaba en casa.

Aquella gente nos vio bajar del coche con gran alivio en la esquina de la 27 y Federal. Nuestro maltrecho equipaje volvió a amontonarse en la acera; todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida.


Jack Kerouac, En el camino, Tercera Parte, Cap. 5.
Editorial Bruguera. 1982. Traducción: Martín Lendínez.

27 julio 2009

tax free

tiré un perfume en el free shop
y me lo quieren cobrar
yo le digo a la chica que atiende:
"la torpeza es un impuesto"

22 julio 2009

"sin luna"

la misma celda
que me dio la familia
me la di yo mismo
al otro lado del monte
de la familia.

fue como cruzar
una mudanza completa
de lado a lado
esperando llegar a destino
con otros objetos.

si miro mis pies
y mis manos,
veo la evidencia de que son iguales
la causa
y la consecuencia.

hoy yo he movido
hacia mi nueva trinchera
los mismos escudos
y las mismas armas
huecas.

dividiré mi cuerpo
algún bendito día
entre mi yo-amigo
y mi yo-enemigo acediándome
pero quedará un lobo.

será algo muy difícil
y espero que comprendan
mi queja como aullido
de un lobo
en el medio del monte

que no sabe hacia
qué lado bajar
después del llanto
y de haber despertado
a tantos desconocidos.



* incluido en la antología atada a la reacción (nulú bonsai, 2010).

19 julio 2009

en este orden

lata de cerveza
vino tinto (margeaux)
speed con vodka
whisky (con hielo)
tequila con speed
speed con vodka
whisky con speed
fernet
fernet
avión y jugo de naranja
lata de cerveza
cerveza
piscola
piscola con limón
cerveza
cerveza
cerveza
cerveza
cerveza
taxi y aire frío
lata de cerveza negra
pisco sour
vino tinto (carménere)
pisco sour
cerveza paceña
piscola
cerveza
absolut con naranja
tequila con speed
piscola
semen

04 julio 2009

"autopueblicidio"

. . . . . . el ágora está vacía
. . . . . . son los hombres que se llaman a silencio:
. . . . . . inventores de la moral,
. . . . . . hijos de la cruz,
. . . . . . buscan tumba antes de que empiece la historia.




evidentemente,
el pueblo

tiene mucho que ver con el ritmo



qué es el baile
más que

sentir que algo golpea los pies



"yo creo que el
humano

no tiene por qué ser un ser político,


que la política la tiene
que hacer

la gente que quiere divertirse hablando de ese tipo de cosas"



viajando a la sala del quirófano,
matusalén,

el ego que más vivió



ahí donde nacen los enfermos,
el médico

dos mil años de cruz





en su escalpelo.



evidentemente,
el pueblo

tiene mucho que ver con el ritmo



qué es el baile
más que

ser golpeados por el suelo

hoy ese ritmo que se apaga,
oigo

la sonata del cristianismo llega a su fin.

17 junio 2009

"tu instrumento"

. . . . . . . . . . . . . a luna y luciano


sentados alrededor
de una granada que da belleza

como estar en
el espacio que no cesa


duro mapa de la blandura
"tu instrumento"

polo de narcotización,
de sexo indecidido

profundas las noches
en las que te tuve a mi lado


anagrama de sexo

. . . el sistema también tiene
. . . soldados anónimos

y lo transracional
que nos lleva
de un lado a otro

nos condena
a cien años
de libertad:



tu instrumento.

01 junio 2009

¿Qué es lo importante...

...de un celular, una cámara o una PC?

Por David Pogue



Existen todo tipo de cosas que hacen inusual a la industria de la tecnología para el consumidor. Está, por ejemplo, el factor obsesión, que alcanzó nuevas alturas el día de 2007 en que salió a la venta el iPhone.
En la historia de la humanidad nunca se vio a mil personas haciendo fila durante toda la noche para ser las primeras en comprar un nuevo cereal, por ejemplo.
Sin embargo, quizás su aspecto más fascinante sea su mercadotecnia.
Ninguna compañía va a pregonar los defectos de sus productos, pero a veces las características publicitadas se alejan tanto de lo que realmente importa que resulta casi cómico.
A continuación y sólo a modo de ejemplo, está un resumen del argumento de ventas de varias categorías de productos, contrastado con una característica suya mucho más importante que los anunciantes convenientemente evitan mencionar.

Videocámaras

LO QUE NOS DICEN QUE IMPORTA
La potencia de acercamientos.
¿Por qué es tan importante? Definitivamente, hacer acercamientos visuales de un hijo en el escenario de teatro en la escuela o en la cancha de fútbol es un verdadero deleite. Sin embargo, ¿cuánto es suficiente? La verdad es que entre mayor sea el acercamiento, más inestable se vuelve la imagen; cada vez que se magnifica la imagen, también magnifica el pulso de quien tiene la cámara en la mano y captura un video menos nítido.
LO QUE REALMENTE IMPORTA
La amplitud angular.
Hace poco probé videocámaras de tres compañías importantes. Quería ver qué tanto tenía que alejarme para que cupiera en el cuadro una persona de 1.82 metros de estatura. La mejor videocámara, la de mayor amplitud angular, necesitaba que me alejara 4.50 metros. El problema es que para cuando se ha retrocedido esa distancia, está uno demasiado lejos del objeto de la toma como para que el micrófono grabe cualquier cosa que diga.

Cámaras

LO QUE NOS DICEN QUE IMPORTA
Los megapíxeles.
De alguna forma, la industria ha logrado convencer a los consumidores de qeu tener más puntos significa una mejor calidad de fotografía. Eso podría haber sido cierto en los días de las cámaras de dos megapíxeles, pero esa diferencia visual se evaporó una vez que las cámaras alcanzaron los 5 ó 6 megapíxeles. Actualmente, 6 megapíxeles son suficientes, incluso para imprimir imágenes enormes tamaño póster.
LO QUE REALMENTE IMPORTA
El tamaño del sensor.
Un sensor de luz más grande significa una mayor sensibilidad a la luz, lo que significa que el obturador no tendrá que mantenerse abierto durante tanto tiempo, lo que significa menos tomas borrosas. Sin embargo, las compañías que fabrican cámaras no quieren que se conozca esta estadística porque es más fácil y barato aumentar los megapíxeles que el tamaño del sensor.

Teléfonos celulares

LO QUE NOS DICEN QUE IMPORTA
La cobertura.
LO QUE REALMENTE IMPORTA
La cobertura.
Sí, el elemento correcto es el que se promociona. La gente no quiere ver cero barras de potencia de señal y no poder hacer una llamada y no quiere conversaciones interrumpidas; simplemente quiere que el aparato funcione.
El problema es que nos mienten. Un indicio de ello es que todas las compañías de telefonía celular hacen una afirmación similar: "la red más grande"... "menos llamadas cortadas".
No todas pueden estar en lo correcto. Resulta ser que miden cosas diferentes: cuántas personas viven en el área de cobertura, por ejemplo, en comparación con la cantidad de kilómetros cuadrados del área del servicio.

Computadoras

LO QUE NOS DICEN QUE IMPORTA
El precio.
El bajo costo de una computadora es un factor importante. De hecho, para algunas personas, es el más importante.
LO QUE REALMENTE IMPORTA
El valor.
Cuando algo se fabrica para ser barato, hay que pagar un alto precio en algún otro aspecto.
Tal vez a usted le encanta lo barata que es su PC, pero podría no gustarle tanto el soporte técnico de baja calidad brindado por una compañía externa o el odioso software preinstalado que reduce la velocidad de su computadora a paso de tortuga desde el primer momento en que la enciende.
El punto es: ¿espero que alguna de estas quejas tenga impacto en la comercialización de la tecnología? No, pero algún día, en algún lado, alguien podría decir: "No me importa cuánto pueda acercar la imagen. ¿Tiene algo con mayor amplitud de ángulo?"



Publicado en The New York Times, traído a nosotros gracias a la selección que hace semanalmente el diario Clarín. Esta nota pertenece a lo publicado el Sábado 30 de Mayo de 2009. Las cursivas son mías.

17 mayo 2009

"guachi guau"

mientras te masturbo,
pienso:
"sos infinita".

es más, te lo digo
y no entendés
seguramente tapado tu entendimiento
por el rozar sucesivo de tu clítoris.

te masturbo en una posición
por la que me hago mujer:
"sos infinita".


me entregás
nos entregamos
(no es lo mismo
la entrega que el abandono;
no es lo mismo bandera blanca
que prisionero de guerra)
y en el renacer
de la cama acabada
retraigo una frase
que tiene edad
-no como nosotros-:
"guachi guau",

una frase que usábamos en la infancia.

vos me decís:
"soy una nena
y vos te aprovechás"
cuando adentro
vos tenías cara de emperador en guerra
"te voy a denunciar"...

del orgasmo que me acabás de dar
a la denuncia por abuso


hay un zarpado abismo
y vos,
jamás podrás denunciarme:

estás atada al infinito
y en el infinito no hay policía.

la sed de vivir para algo

noto que hace mucho que no pego ningún texto acá.
es absurdo que teniendo un espacio tan compartible
y tan gratis y tan simple, no esté usando mi
costumbre de mostrar poemas con constancia.

este blog siempre fue usado como purgatorio de
poemas fallidos
poemas improvisados
execrencias sin mucho sentido
ideas
anotaciones
citas de libros
citas de entrevistas
reductos de géneros discursivos
cosas en otros idiomas
textos encontrados en lugares extraños (como un atado de cigarrillos canadiense)
en fin: cosas raras.

siempre evité, en un punto,
mostrar textos enteros, formados,
de esos textos que yo veo como finalizados.

en respeto del título que di hace tiempo
a esta publicación periódica:

"insignificadis",

el genitivo plural del concepto 'insignificado'
es decir: "de los insignificados".


me gustaría
en este momento
subir textos terminados
uno tras otro
para el que gusta de leer
un poema tras otro
para aquel que me conoce
y sabe lo que escribo
DE lo que escribo
PARA lo que escribo

o por lo menos lo intuye.

pero no tendría sentido
pegar un texto tras otro
por el simple hecho
de que ninguno en particular
recibiría lo que venía recibiendo
con el sistema anterior de publicación.

es decir,
no quiero darle a los sanitos
el formato que le impuse
a los deformes, a los freaks,
a los b-side.

les voy a dar el espacio que merecen
sin más ni menos

pero oigan.



OIGAN.

yo


soy poeta


y estoy
aquí


para algo.

30 marzo 2009

Antonín Artaud

No me parece que lo más urgente sea defender
una cultura cuya existencia nunca ha liberado
a un hombre de la preocupación de vivir mejor
y de tener hambre, sino extraer de aquello que
se llama "cultura" ideas cuya fuerza viviente es
idéntica a la del hambre.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Antonin Artaud

18 marzo 2009

El Astrólogo

[...]

Erdosain recogió el cheque, y sin leerlo lo dobló en cuatro pliegos, guardándolo en su bolsillo. Todo había ocurrido en un minuto. El suceso era más absurdo que una novela, a pesar de ser él un hombre de carne y hueso. Y no sabía qué decir. Un minuto antes debía seiscientos pesos con siete centavos. Ya no los debía, y el prodigio lo había obrado un solo gesto del Rufián. Este acontecimiento era un imposible de acuerdo con la lógica que rige los procedimientos corrientes, y sin embargo nada había ocurrido. Quería decir algo. Nuevamente examinó la catadura del hombre apoltronado en el sillón de terciopelo raído. Ahora el revólver estaba de relieve bajo la tela gris del saco, y Haffner, displicente, apoyaba la azulada mejilla en sus tres dedos de uñas centelleantes. Deseaba darle las gracias al Rufián, pero no sabía con qué palabras hacerlo. Este comprendió, y dirigiéndose al Astrólogo que se había sentado en un taburete junto al escritorio, dijo:
-¿De manera que una de las bases de su sociedad será la obediencia?...
-Y el industrialismo. Hace falta oro para atrapar la conciencia de los hombres. Así como hubo el misticismo religioso y el caballeresco, hay que crear el misticismo industrial. Hacerle ver a un hombre que es tan bello ser jefe de un alto horno como hermoso antes descubrir un continente. Mi político, mi alumno político en la sociedad, será un hombre que pretenderá conquistar la felicidad mediante la industria. Este revolucionario sabrá hablar tan bien de un sistema de estampado de tejidos como de la desmagnetización de un acero. Por eso lo estimé a Erdosain en cuanto lo conocí. Tenía mi misma preocupación. Usted recuerda cuántas veces hablamos de la coincidencia de nuestras miras. Crear un hombre soberbio, hermoso, inexorable, que domina las multitudes y les muestra un porvenir basado en la ciencia. ¿Cómo es posible de otro modo una revolución social? El jefe de hoy ha de ser un hombre que lo sepa todo. Nosotros crearemos ese príncipe de sapiencia. La sociedad se encargará de confeccionar su leyenda y extenderla. Un Ford o un Edison tiene mil probabilidades más de provocar una revolución que un político. ¿Usted cree que las futuras dictaduras serán militares? No, señor. El militar no vale nada junto al industrial. Puede ser instrumento de él, nada más. Eso es todo. Los futuros dictadores serán reyes del petróleo, del acero, del trigo. [...]

Roberto Arlt, "El Astrólogo" en Los siete locos (1929).

11 marzo 2009

"el monstruo dice"

hay una nota en el diario
que dice

lo que quiere decir la poesía
desde hace años:

"LAS PLANTAS TOMAN DECISIONES".


usted, señora, lee eso
y dice: "¡oh! ¡qué


asombroso!"


pero a mí me escucha
y no me cree cuando digo:

"el movimiento de las plantas
es un complot más veloz
que nosotros

el monstruo de la realidad
todavía no quiere
ser nuestro

porque seguimos siendo lentos";

o escucha a paco urondo cuando dice:

"de este lado de la reja
está la realidad

la única irreal
es la reja"


y usted no comenta nada, señora.

parece que por fin
se ha tergiversado
la última tecla del 'decir'

puesto que un diario
puede decirnos cosas

y no así los poetas
que beben del 'decir'
la sed de vivir para algo.

25 febrero 2009

"catálogo de escaleras"

dar una respuesta a algo
es como tratar de dar
con la maceta para este bosque


está bien
la lucha contra el horario
pero llegar al
todo hoy...
todo hoy...

de un extremo al otro,
el camino
está pintado en crisis


las sombras
parecen recogidas
por un coiffeur de árboles
que supo refugiarse rodeado
de alfiles
en una plaza

eso,
está pensado así
para defenderse en las batallas
como
el mismo sonido vibrante
agudísimo
del volar de un murciélago

como poner pleno énfasis en
escuchar
el sonido de un fósforo
apagándose.

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“catálogo de escaleras”

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el vidrio
atonta a los insectos

parte del contenido
del vidrio
es atontar a los insectos

otra,
es obstaculizar lo ajeno
al propio vidrio
como si su materia
tuviera herencia
en los hijos del destino
de esa polilla
queriendo atravesarlo

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nada dice
que una simple persona
arrojada sobre el colchón
intacto
de lo aún posible
pueda modificar algo.

“siento
este faraón del silencio
recorriendo
mis ansias”

huye
la democracia
del globo

pero eso es tema
aparte

nada de lo que no huye
opina sobre esto.

incluso este cuadrado
que yace
–monumento–
sobre la paloma
de lo humano.

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llegamos a una piedra
rotunda
ubicada en el lugar donde
debió estar hace millones
de años


la hoguera de las vanidades

llegamos a una piedra
atroz
roja, musgo
ojo del cielo
ojo del desarrollo galáctico
del color verde


la hoguera de las vanidades

12 febrero 2009

"prólogo a un juego de naipes"

se nos reparte el mundo
y nuestras inteligencias emocionales.

una energía del azar

divide el pan de la persona
en los últimos,
nosotros,

representantes de la acción pura.


afuera,
juegan a la casita robada

y se reparten tajadas de obra,

cuando en nuestra propia mesa
vemos día a día
una maqueta de lo que pasa

sin hacer nada.


es nuestra miseria
el tener que luchar
donde otros mueren.

allí, epopeya,
se encuentra la fruta de la vida;

allí, la risa.









febrero de 2009

27 enero 2009

"bellum omnium contra omnes"

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . a f. w. nietzsche



el triángulo y el ojo han muerto.

por favor, dejar de usar
la palabra "mundo"

porque ahí, en esa moneda,
se rompen los amuletos.

nuestro lenguaje de negocios

nos trae la paz
pero ya no quiero llorar más

ceramica rota.

estoy aquí parado,
en esta cama-océano ártico

y los villancicos de otras generaciones
se acercan como vampiros
de la fruta.

ya te expliqué
por qué violeta:

hoy nos toca la transformación,
teñir con un manto omnímodo

este desarmadero de lo falso.

dentro,
hay cajas de coleccionistas,
asambleas de lo necesario,
un serpentario de visiones
y una puerta que no cierra.

-toc-toc
-¿quién es?
-es el visitante de piernas

y alguien dejó abierta
esta batalla de todo contra todo.

02 enero 2009

"las nubes una hora"

le enseñamos la propiedad
a los perros
a cambio de ladridos.


declaro
por este medio
que la razón ha
finiquitado.


al final, los indios
tenían razón

la cámara de fotos
les ha robado el alma.


no estamos preparados
para mirar
una hora las nubes.

y por eso
cuando lo hacemos
nos volvemos invisibles
para la sociedad
que antes sabía mirarnos.


hay que dar el cuerpo
a la empresa para la cual
no estamos hechos.


se descubren así
los cangrejos de esta playa.

una vuelta de tuerca

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el mal


ningún mensaje envejece

los campesinos

carnaval