el campeón

07 abril 2008

L'écume des jours

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-¿Por qué miran con tanto desdén? -preguntó Chloé. Al fin y al cabo, trabajar no es para tanto.
-Se les ha inculcado la idea de que trabajar es algo bueno -dijo Colin. En general, se considera así. Pero, de hecho, no hay nadie que lo piense. Se hace por costumbre y para no pensar en ello precisamente.
-De todas maneras, es una tontería hacer un trabajo que podrían hacer máquinas.
-Pero las máquinas habría que construirlas -dijo Colin. ¿Y quién va a hacerlo?
-¡Bueno, por supuesto! -dijo Chloé. Para hacer un huevo, hace falta una gallina, y una vez que se tiene la gallina se pueden tener montones de huevos. Así que vale más empezar por la gallina.
-Habría que saber quién impide fabricar las máquinas -dijo Colin. Lo que falta, por lo visto, es tiempo. La gente pierde el tiempo en vivir y entonces ya no le queda tiempo para trabajar.
-¿No será más bien lo contrario? -dijo Chloé.
-No -dijo Colin. Si tuvieran tiempo para construir máquinas, luego ya no tendrían necesidad de hacer nada. Lo que yo quiero decir es que la gente trabaja para vivir en lugar de trabajar para hacer máquinas que les permitan vivir sin trabajar.
-El asunto es complicado -consideró Chloé.

[...]








Boris Vian, La espuma de los días (1947).

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