el campeón

29 abril 2007

(sic)

¿Sexo, drogas y elevación!


Llega un punto en el que no podemos obtener más satisfacción. Llega ese punto. ¿Y entonces qué, queridos buscadores de placer?, ¿dónde buscar?, ¿en el tacho de basura con forma de control remoto?

El vidente inglés William Shakespeare lo escribió en un soneto: "a expensas del espíritu, la lujuria". Y aquí está el punto. Bebidas para la careta -el cuerpo- no satisfacen nuestro verdadero rostro -el alma-

Me cansé del embalaje, lo que importa es lo de adentro. ¡I am not a robot. Estos cuerpos son de cartón!

Te hago una propuesta: para tu cumpleaños quedate con el papel y las cajas de los regalos y dejame los regalos a mí, ¿querés?

Por eso yo pongo stop: al absurdo maquillaje del cuerpo: drogas, alcohol, sexo loco, gula carnívora: según la ciencia de los chakras, tenemos un aura. Este aura es una energía protectora cuya fuerza viene del alma y de cómo andan funcionando nuestros circuitos de amor.

Un estudio revela que nuestro cuerpo emocional es como un mandala (una flor) que necesita de por lo menos doce personas (los pétalos de la flor) con las cuales periódicamente tener intercambios afectivos sólidos: amigos, familiares, compañeros. Menos de cinco personas en nuestro mandala producen dolores emocionales, disminución del aura, y por ende enfermedades que se manifiestan en las zonas débiles de nuestro sistema de defensa emocional: el aura.

Dato novedoso: el aura, ¡también se nutre del semen! Si el semen sube a la cabeza, ¡elixir para las neuronas: la potencia del aura incrementa! Si baja -te tentaste en el kiosco...- y sale por el órgano genital, el aura disminuye (ojo con la construcción de falsos diques de represión, ¡no vaya a ser que rebalsen las compuertas!).

Por eso, ¡todas las glorias al amor de pareja, el cual permite que el néctar de la vida sexual fluya como un río torrentoso hacia el mar de la pacífica paternidad!

La violencia en general, incluyendo la ingesta de carnes, oscurece el aura. Y las sustancias embriagantes, por su lado, producen agujeros en el aura, por donde toda la energía podrida de la ciudad entra y nos deja knock out. ¿Mejor ser guerreros espirituales, no?

Yo me cansé de aprender a los golpes. Hoy voy a evitar el veneno de ayer. Parecían cañas de azúcar. Eran culebras que me vinieron a morder.

El cuidado del aura es el marco necesario para pintar el cuadro. En el marco de una vida tranquila -ser buena persona y responsable, naturales, salud, artes, filosofía- podemos: salir a conocer el mejor placer: el espiritual, y entonces saturarnos los sentidos -oídos, lengua, olfato, tacto, vista- con un increíble disfrute, siempre nuevo, nuevo y en aumento.

Ese disfrute -la miel de la felicidad- se obtiene por sumergir los sentidos (o meditar) en las formas (mirar, adorar), nombres (cantar, rezar), y actividades (leer, escuchar) de Dios. Porque Él también es un persona, ¿no?... pero ¡qué persona! El mejor bailarín, el que come las comidas más ricas, el más divertido, ¡todo! ¿Te animás? Hay más placer... mucho mucho mucho más placer que el que nunca te atreviste a imaginar.

Pablo Schteingart. "¿Sexo, drogas y elevación!". Nota publicada en la Revista Néctar, más placer detrás de las caretas. Abril de 2007.

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